miércoles, 3 de septiembre de 2008

Bailarina de cabaret

LA REVOLUTA – EPISODIO 13

Hoy es día de Mitre y Sarmiento. ¿Recuerdan quiénes eran Mitre y Sarmiento? A ver, ¿cómo se llamaban Mitre y Sarmiento?...

Al fondo, un grandote se sacó los mocos y las dos morochitas de los bancos de adelante miraron con vergüenza. Era sábado, y cualquiera en la ciudad sabe que los sábados no hay clases. Pero a Ana le tenía sin importancia el calendario escolar. Las clases en Estación Alicia podían empezar en enero y terminar en junio, o al revés. Si no había quién dictase programas, menos podían establecerse cronogramas. O temas.

Porque de eso iba el cuento. Ana administraba el aula según sus ganas, empujada por el escaso ánimo de torcerle la muñeca a la soledad. Nada tenía en el pueblo más que esos chicos, las extraviadas charlas con Lopes o alguna visita a Doña Margarita. Esa semana, había dictado clases el martes, el jueves, el viernes y, finalmente, ese sábado. El lunes se levantó desanimada después de dar vueltas en la cama toda la noche procurando aferrar un hilo de sueño.

La maestra siguió oteando el saloncito buscando una mano levantada. No esperaba respuestas acertadas; apenas un premio al esfuerzo. Nadie respondió.

Domingo Faustino Octavio del Sagrario de Ourense y Bartolomé Segundo —contestó ella misma, mirándose las manos, soplando las palabras.

El polvo de Sarmiento y Mitre se hizo carne y hueso otra vez y la historia se sacudió, epiléptica, en el vacío. Los inventos le daban a Ana una poderosa sensación de impunidad y de saberse cumpliendo algún travieso placer infantil. Fue al pizarrón y con el resto de la única tiza que quedaba comenzó a escribir fechas y hechos históricos.

En el disparate, Sarmiento resultó hijo de Paulina Albarracín Pueyrredón, nacido en San Juan, chileno por convicción. Mitre era medio hermano de Adolfo Alsina por parte de madre, que era una Saavedra Alvarez Thomas y Condarco. Los Saavedra, dijo Ana, eran primos segundos de los Pueyrredón y éstos de los Avellaneda, que también tenían lazos familiares con Alberdi, Matheu y Juan José Paso. Al final del círculo filiatorio, Mitre y Sarmiento eran culo y calzón.

Las fechas eran más atrevidas. Por magia, Sarmiento nació en 1810, fue parte de la Constituyente de Santa Fe de 1853 y vio el ascenso de Alvear al gobierno. Entre sumas y restas, el padre del aula alcanzaba los 132 años de vida. El año pasado habían sido doscientos cinco.

Los próceres son personas que viven mucho —decía Ana—, por eso los recordamos tanto. ¿Saben cuánto vivió Mitre? Noventa y nueve años. No llegó a cien porque lo mató la gota, que si no todavía anda dando vueltas.

Los chicos tomaban nota a desgano. Mataban el tiempo. Cuatro de ellos ya debían tener catorce años. Eran flacos y menudos y vivían riéndose. Ana los llamó La Pandilla de Don Gato porque en los recreos perseguían a un gato viejo que vagaba por el patio y lo metían en una bolsa de arpillera. Lo revoleaban para ver quién llegaba más lejos. El gato contradecía toda creencia de que los felinos portan siete o nueve vidas. Aquel debía tener la inmortalidad en las costillas.

Lo más importante que hizo Sarmiento fue crear las escuelas públicas. Gracias a él ustedes estudian... Bueno, no sólo gracias a él. También a Perón, que era un señor que también fue presidente y salía con una bailarina de cabaret que tenía un programa de radio. Se llamaba Mariquita y en ese programa la señora hablaba con los pobres y les prometía colchones, frazadas y un carné del sindicato. Mariquita y Perón, que se llamaba Juan Domingo, Juan por Juan José Paso, ¿se acuerdan?, y Domingo por Sarmiento, que estamos estudiando ahora... Bueno, Juan Domingo y Mariquita, que es lo que les decía, fueron muy felices. No tuvieron hijos porque estaban muy ocupados pero sí hicieron muchas cosas.

Sarmiento, prosiguió Ana, llenó las escuelas con maestros norteamericanos, escribió Civilización y Barbarie, Facundo y Juvenilia, fue embajador en Estados Unidos y la India, un país muy, muy lejano donde las vacas no se comen —los chicos se rieron y eso la envalentonó—, e importó los gorriones a la Argentina.

Clic. Hasta el gordo del fondo levantó la vista y dejó de hacer bolitas de moco. La Pandilla paró de conversar. Las morenitas sonrieron: conocían a los gorriones y habían comido vacas, no como los señores que viven en la India. Ana volvió a la carga.

Ya hablamos de los gorriones, que hace mucho pero mucho nacieron cuando un sapo embalado se montó a un tucán amarillo, ¿sí? Bueno, ahora los gorriones se comen las semillas, lo que está mal, por lo que ustedes pueden pensar cuánto de bueno fue que Sarmiento los trajera, ¿no? No fue nada bueno ni meritorio, ¿verdad? Entonces, ¿qué podemos decir de Sarmiento?... Sarmiento es un señor... A ver, ¿quién me dice cómo era Sarmiento? A ver...

Silencio.

Si trajo gorriones, que se comen la soja que sus papás siembran, ¿cómo era Sarmiento? Vamos, es fácil, dénle.

¿Malo...? —dijo a media voz, incrédulo, tentando el acierto, el gordo del fondo.

¡Sí!... O no. Bueno, algo de eso, porque también hizo las escuelas, acuérdense... —dudó: ¿realmente quería meterse con Gloria y Loor?— O sea, anduvo más o menos, capaz que más más que menos, o capaz que al revés. En fin, mejor repasemos Mitre.

En la lógica cuentista de Ana, Mitre pasó de escritor y periodista —unos señores que escriben diarios, algo que acá sólo Don Lopes conoce— a general victorioso. Entonces rememoró la Guerra del Paraguay, revisada en días anteriores. Y recordó que Mitre y Roca habían pacificado el país y ganado las tierras para los colonos.

...Esta tierra que está sembrada aquí en el pueblo seguro que la consiguió el general Mitre. Él fue el que sacó a los indios de Estación Alicia, que no existía todavía pero que era casi parte de la Patagonia, ¿se acuerdan de la Patagonia, la de los norteamericanos y la Constitución de La Falda? ¿Sí?... Porque aquí había indios, eh... Los llamaban pampas pamperos pampitas y araucanos pachú, y eran muy mala gente. Gracias a Dios, esos indios ya no están, porque hacían malones que asustaban a los colonos de los campos y a los pueblitos de la frontera... Bueno, en realidad, no eran tan malos ni Mitre era tan bueno... Los indios eran como eran, indios, y vivían como querían. Mitre no los quería mucho porque, decía, no eran como él soñaba a la Argentina, con muchos, muchos inmigrantes alemanes. Bueno, ése era Moreno. Creo. O sea, Mitre era un prócer pero no tan prócer, y eso es muy difícil de explicar, tanto que hasta a mí me confunde. Como con Sarmiento, igualito.

Los niños se habían extraviado a medio relato pero Ana no lo notó. Al mencionar las cargas contra los
fortines de blandengues, nada más obtuvo la atención de las niñas del frente, que eran descendientes de indígenas y criollos. Las morenitas se miraron entre sí y la maestra las pescó con el rabillo del ojo. Sabía que decía tonterías y que las niñas se estaban preguntando algo, pero tampoco le preocupó. Otra vez: ¿quién podría decirle nada?

Unos minutos después, con la clase ya perdida —el gordo con sus mocos, La Pandilla cuchicheando y las morenitas siempre asombradas—, dio por concluida la jornada. Saludó uno por uno a los chicos, los acompañó a los caballos y salió a buscar el gato. Estaba envuelto en la bolsa de arpillera, que se movía como si tuviera un ánima revuelta dentro, lo que efectivamente ocurría. La abrió con cuidado y el felino salió disparado cual poseso, desconfiando de su suerte, y acabó perdiéndose entre los pajonales que antecedían al infinito sojero.

La maestra volvió al aula y ordenó su escritorio. Tenía cuatro libros de Historia Argentina, uno de castellano y otro de biología, que alguna vez había pedido a Lopes. Los abría nada más que para consultar algún detalle cuando la imaginación perdía piernas. Pero no usaba el dato para bañar de veracidad los relatos sino como plataforma para un nuevo cuento. Podía inventar casi cualquier cosa, pero se animaba poco con la biología: los chicos conocían de animales. Fuera de todo eso, las clases de gramática, exceptuado el momento de creación y explicación de la letra , eran ordenadas. Al menos, se decía, que estas pobres bestias sepan escribir bien.

Acomodó las mesitas de la clase, recogió unos papeles abollados y revisó debajo del banco del gordo. La colección de bolitas de moco le daba asco, pero alguien debía quitarlas.

Echó una última mirada al cuarto, suspiró con la misma resignación de siempre y la frente se le arrugó como cada día que dejaba la escuela.

Se fue. No había puerta que cerrar con llave y cancel.

Acabar la semana era un alivio. Venía el domingo y no tenía que inventar nada. Quizás hasta iría a la iglesia. Mejor, se dijo, a eso que llamaban capilla.


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30 piquetes:

› Un piquete VIP de Anónimo

Mis conocimientos de la historia de Argentina son más bien escasos y siempre relacionados con las clases de Literatura hispanoamericana.
Afortunadamente no tenía como profesora a la maestra Ana.
No he leído el Facundo de Sarmiento, aunque lo tengo en la estantería de libros por leer, lo que pasa es que me parece que debe ser un poco pesado.
Sí leí El matadero de Echevarría, que me recuerda a los niños jugando con el gato y toda su crueldad y también Martín Fierro, con el tema del gaucho y la argentinidad, etc.
Tengo que decir que no me gusta nada la maestra, e incluso me cae peor que Casillas ¿es lógico?

› Un piquete VIP de Diego Fonseca

Sé que es complejo para el lector no-argentino, pero aprecio tu (sus) esfuerzo(s).
"El matadero" es un muy buen texto y hay mucho material de la gauchesca más que atractivo, aun más allá del "Martín Fierro". Lamentablemente, tampoco en Argentina se lo enseña demasiado en la escuela pública o privada. Está más librado a la búsqueda individual.
Sarmiento era iracundo hasta en sus escritos y el "Facundo" es buen testimonio de ello. (Es curioso, pero cada vez que pienso en él, me remite a "El general va en coche al muere", a la "cordobesada bochinchera" y de ahí al Borges del malevaje...)
Salvada la disgresión, Ana: Como lógico, puede ser lógico que te disguste o no te guste. Pero:
a) ¿Por qué?
b) ¿Por qué más que Casillas?

› Un piquete VIP de Anónimo

a) y b): quizás porque odio que Ana manipule a los niños, futuros adultos, y se aproveche de su puesto fundamental, que es el de quitar la venda de la ignorancia.
Casillas es un asesino, pero Ana es una formadora de adultos con carencias fundamentales de conocimientos, ayuda a formar un pueblo no preparado.
La ignorancia es uno de los peores males, a pesar de traer más de una satisfacción, especialmente si te cambian la historia real por otra ficticia más tragable (con mejor sabor).
No sé si me he explicado con claridad. Hoy estoy un poco espesa.

› Un piquete VIP de Unknown

A mí me resultaba simpática, pero después de leer la conversación entre ustedes dos, tengo dudas. POr un lado, dejar los niños en manos de una docente no preparada es un riesgo. Por el otro, es una novela, ficción pura.
Yo soy maestra pero no me rebela tanto el personaje de Ana como sí Casillas. Ana me resulta... perdonable. Una chica sola que debe hacer lo mejor que puede.
Por otro lado, ¿es achacable que invente cuando ni duerme? ¿No será una consecuencia?

Miss Heinz

› Un piquete VIP de Unknown

Creo que están perdiendo el tiempo. La maestrita no sabe dónde tiene la cabeza y está "ahí", estancada y mentalmente estaqueada. Lo mismo esos niños. En el Archivo Fonseca explica algo que sintetiza la relación con los alumnos: le habla a niños que "no están ahí". No prestan atención, se comen los mocos, boludean, se asombran de vez en cuando porque... no ven una maestra, ven una contadora de cuentos.
No se asusten y disfruten, diría yo.

› Un piquete VIP de Anónimo

Un capítulo imperdible, Diego. Todavía me estoy riendo. Lo del gato es de bandidos (eso hacías vos de pibe?)
Y las relaciones familiares de los próceres, mundial.
Eso de casar a Perón con Mariquita en vez de Evita, te va a hacer ganar algunos odios peronchos.

› Un piquete VIP de Anónimo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
› Un piquete VIP de Anónimo

Ahora va bien (hay problemas con Blogger, creo)

El de Juvenilia es Miguel Cané, no? Sarmiento no es, de eso estoy seguro.

Y no sabía que El Gran Sanjuanino trajo gorriones a Argentina. O es verso de Ana también?

› Un piquete VIP de Diego Fonseca

Soboro: Te has explicado. Veamos cómo sigue Ana en esto. Se acercan capítulos en los que adquiere más protagonismo.

Miss Heinz: Honestamente, si es consecuencia del insomnio o hay otra causa, no puedo asegurarlo. No lo tengo muy presente.

› Un piquete VIP de Diego Fonseca

Fede: Interesante argumento. Por allí van más los tiros.

Matapalomas: Contrario a lo que he sugerido en algún mal relato (por algo son ficción, recuerden), yo he sido y soy una persona bastante sosegada. No era cruel. O no lo era exceso. Si hay "peronchos", como decís, que pierden la compostura, no habrán entendido una letra.

› Un piquete VIP de Diego Fonseca

Matapalomas: Sí, es Cané. Hay una hipótesis que dice que llegaron durante su presidencia. Pero nunca tuve tiempo de confirmarla.

› Un piquete VIP de Anónimo

Tuve que irme a dormir, pero he vuelto y creo que Casillas no es estrictamente malvado porque no distingue el bien del mal. Sería más bien un enfermo mental de algún tipo (sociópata o yo qué sé). Al menos esa es la impresión cuando habla de las víctimas.
En cambio Ana sí parece ser consciente de lo que hace y ha perdido toda la esperanza en esos niñatillos en una edad en la que todavía puede hacerles cambiar las cosas.
Creo que detesto a Ana porque destruye el futuro del pueblo que es el que representan los niños, pero ahora estoy pensando que es lo mismo que hace Casillas.
Sin embargo los hijos de los asesinados por él son el futuro, mientras que esos niños ignorantes no podrán ofrecerle un futuro a sus hijos, o eso creo.
Pero también son ganas de moralizar y, como dice Fe de Villa, debemos disfrutar de tus historias y de tu escritura, y ya se sabrá todo al final.

› Un piquete VIP de Unknown

Me citaron! Me siento realizado... Tampoco es para que todo mundo se haga drama, digo.

› Un piquete VIP de Unknown

El texto es hilarante. No puedo entender cómo esta mujer cocina tantas liviandades sin sensatez. Bueno, sí: no hay ningún supervisor docente para controlarla, como bien decís.

› Un piquete VIP de Unknown

Si me permiten, yo creo que ella va y viene entre la culpa y la responsabilidad. Por lo que leo, no es que vaya a dar clases con placer, sino con sentido del deber. Y si inventa, no está claro que lo haga porque sí o porque no tiene escrúpulos.

Hola, Fonseca. He regresado tras un tiempo fuera.

› Un piquete VIP de Unknown

Pues si este debate dura hasta este comentario y más, creo que el Sr Fonseca ha logrado que el artilugio funcione. Otra vez, felicitaciones. Tiene una pluma que atrapa a quien pasa por aquí como papel matamoscas.

› Un piquete VIP de Unknown

Marion me ha quitado las palabras de la boca. Yo compadezco a la chica. Su vida es vapor.

› Un piquete VIP de Unknown

El debate está álgido pero me abstengo. Quiero ir a otra cosa y es el por qué decidiste de crear el personaje como mezcladora o como inventora de la historia argentina. A veces leyendo tus respuestas a comentarios noto que tenes una vision, sino crítica, dolida (me falta el término exacto) de la Argentina.
¿Ana es algo que vos necesitabas o algo que necesitaba la novela? No sé si se entienda la pregunta.
Saludos a todos.
Horacio Bonetto

› Un piquete VIP de Diego Fonseca

Gracias a todos por sus comentarios. Respondo por partes. Primero, Soboro, me has empujado a esto:

(Lo que sigue puede leerse como “el autor responde a sus lectores” o como otro ejercicio de no-ficción. No diré qué es qué, claro.)
Años ha, en la universidad, un profesor de Psicología Social nos hizo escribir en una hoja todo lo que odiábamos de los demás. Por un momento, me sentí fatal: no escribí nada. No odiaba a nadie. Yo no sé si estaba demasiado bien conmigo mismo, pero carecía de fierezas.
Cuando todos terminaron, el tipo, suelto de cuerpo, dice: “Lo que odian de los demás es lo que odian de ustedes mismos”.
Todavía me sigo preguntando si tenía razón o qué.
A mí eso me pasa con Casillas. Odio que sea así de perverso, pero yo me reconozco (un poquito) como tal. Y odio lo poco que sabemos de Fernánez, porque le cuesta entender y vive por los otros (también soy algo así). Y me pasa algo con Charo, que está pendiente de Casillas demasiado (y ahí voy yo).
Pero no siento nada malo con Ana. ¿Por qué? La primera respuesta que me di es porque siento que no está haciendo ningún daño. Pero no es así. Como dice Soboro, está destruyendo a esos niños, les contamina las almas, les confunde el espíritu, les dice verde o azul para lo qu es blanco o quizás lila. Pero luego me dije: ¿es así? No, porque es ficción.
Humilde microensayo: del mismo modo que a veces hacemos del autor la personalidad de sus personajes también nos apropiamos de la conflictividad de las tramas y tomamos partido por cuestiones que identificamos con nuestro día a día.
Es posible que el tema del maltrato/trato de los pequeños provoque en algunos lectores una sensibilidad especial y despierte un compromiso emocional increíble que a mí me cuesta comprender como autor. Pero, me digo, así funciona el dispositivo. Doña Hermenéutica me roba las artes. Y yo la dejo hacer, claro. Como los chicos con Charo.

› Un piquete VIP de Diego Fonseca

Fede: Comparto con vos, nadie se hace drama.

Jamelgo: Una vez más realidad mata ficción. Cuando joven, conocí varias docentes que hacían cuanto querían en las aulas. Llegaban los supervisores y era una "mise en scène". Buena parte de ellas se escurrieron siempre.

› Un piquete VIP de Diego Fonseca

Fantasma: Excelente lectura.

Marion: Muchas gracias, pero no puedo dejar de sentirme un poco enchastrado y pegajoso.

› Un piquete VIP de Diego Fonseca

Vicodin: Otra excelente lectura la tuya.

Horacio: Muy buena pregunta. Uno nunca sabe cuándo un texto deja de necesitar algo. Pueden sobrarle cosas pero quizás siempre falta un poco más. Esa inquietud me acompañará siempre. Por otro lado, sí, Ana es alguien que necesitaba más yo que la novela. Y la decisión de que cruce los vectores de la historia es, claramente, política. Incluso antes de que escribi (y me escribió) "La Revoluta", en 1998, veía a Argentina como un tumulto bullanguero. Lo sigo sintiendo así, como un hueso incómodo plantado en el pecho.

› Un piquete VIP de Mori Ponsowy

Me encantó Ana! La entiendo a rabiar.

(es mi primera vez por aquí y también me encantó eso de "somos gente grande, los comentarios ofensivos irán a parar al tacho de basura". Genial!) Felicitaciones por el blog.

› Un piquete VIP de Diego Fonseca

Gracias, Mori. Es un gustazo que te pases por aquí. Me gustó "Nada es probable", en Goma de borrar. Saludos y pasá cuando quieras.

› Un piquete VIP de Anónimo

Diego, he estado fuera y no te he podido leer hasta ahora.
La verdad es que ahora me avergüenza haberme implicado tanto con el personaje. Parezco una oyente de Orson Welles que se creía que venían los extraterrestres, de su programa radiofónico.
Es verdad que Ana es ficción, pero siempre buscamos la referencia con el mundo real que leemos en los libros. Además tú tienes la culpa de crear unos personajes tan reales.
Tu profesor de psicología social creo que tenía razón. Supongo que tenemos individualmente unos valores que queremos mantener y que odiamos no cumplir o que los demás no lo cumplan.
Quizás lo que odio de Ana es que no se de cuenta de que se está equivocando. Eso sí es muy mío: no darme cuenta de que hago algo mal y que va a tener una repercusión importante.
Pero antes de que esto se desmadre a un autopsicoanálisis te digo simplemente que me encanta cómo escribes y que admiro tu capacidad para los diálogos y tu destreza para crear donde no hay nada.
No soy aduladora y no digo cosas que no siento, así que tómalo como una sincera admiración de una humilde bloguera.
Aprovecho ahora que vos os levantás y empieza el día en Argentina, mientras aquí hace ya un rato que entró la noche.

› Un piquete VIP de Anónimo

Bueno, estaba equivocada con la hora. En este momento me he dado cuenta, je, je.

› Un piquete VIP de Diego Fonseca

Soboro, me declaro culpable, en tal caso.
Sé que lo decís con honestidad intelectual. Y no te arrepientas ni avergüences de nada, por favor: agradezco enormemente tu involucramiento (y el de los demás, celosos/as). Hacen que valga la pena el esfuerzo de este lado de la notebook. Si los txt movilizan, bienvenidos sean.
Tampoco yo pretendo convertirme en catedrático de lo decible. El txt deja de pertenecer cuando llega al lector --principio básico de la teoría literaria, que seguro debés conocer.
Seguí por aquí que es un placer que pases por estas "tierras".

PD: Esa hora es un lío; debo cambiarla. Ah, y estoy en EEUU. Argentina es una sinapsis.

› Un piquete VIP de Unknown

Esta novela me gusta cada día más. Saludillos.

› Un piquete VIP de Ana C.

Uy, acá sí que hay para leer. Un gusto conocerte.

› Un piquete VIP de Diego Fonseca

Soledad: Me alegro. Bienvenida otra vez.

Ana C: Lo mismo digo de tu/s blog/s. Nos veremos más seguido, espero. Un gusto conocerte también.

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